Estos últimos años, además, ha quedado totalmente demostrada la compatibilidad con otras modalidades ciclistas, como han dejado bien claro corredores de primer nivel como Wout van Aert y Mathieu Van der Poel, capaces de ganar en ciclocross, en la carretera y el mountain bike, a lo largo del año ciclista.

El ciclocross, denominado también como CX, nació en Francia a principios del siglo XX. La falta de carreteras bien asfaltadas hacía que fuese obligado circular, en ocasiones, por medio del campo. Con frecuencia también se encontraban los ciclistas con vallas, barreras, zonas embarradas, riachuelos u otros obstáculos naturales que se veían obligados a superar, bajándose de sus monturas, para rodar delante del resto de participantes.

En algún momento los circuitos comenzaron a acortarse (los actuales suelen tener entre 2,5 y 3,5 km de longitud.), y la UCI decidió organizar el primer campeonato del mundo en 1950, lo que de alguna manera dio forma a las reglas de esta modalidad otoñal e invernal.

Por las características de los circuitos de ciclocross es, probablemente, la modalidad ciclista más espectacular para los espectadores, que pueden acceder a diferentes zonas de estos recorridos durante una misma carrera.

Solo falta que las organizaciones responsables, como son la UCI (Unión Ciclista Internacional)  y el COI (Comité Olímpico Internacional), acuerden la incorporación del ciclocross a los Juegos Olímpicos de Invierno, algo que seguro daría un gran impulso a esta disciplina tan extraordinaria.